viernes, 15 de abril de 2011

Hipertensión arterial




Medición de la presión arterial

El diagnóstico de hipertensión debe basarse en las mediciones repetidas de la presión arterial en días separados. El paciente debe permanecer tranquilo durante varios minutos antes de la toma de la presión. Se deben tomar al menos 2 mediciones separadas por 1-2 minutos y, si son muy diferentes, es necesario tomar mediciones adicionales. En pacientes con aumento de la circunferencia del brazo debe emplearse un manguito apropiado, en lugar del estándar. Se utilizan los sonidos de fase I (primer sonido) y fase V (desaparición) de Korotkoff para identificar los valores de presión arterial sistólica y diastólica, respectivamente. Se debe tomar la frecuencia cardíaca por palpación.

Los valores diagnósticos en mm Hg de presión arterial ambulatorios son los siguientes: 1) hipertensión (130/80 para los registros de 24 horas; 140/85 para los registros diurnos; 120/70 para los registros nocturnos; 2) presión arterial normal (< 125/75 para los registros de 24 horas; < 130/85 para los registros diurnos y < 110/70 para los registros nocturnos y 3) presión arterial óptima (< 115/75 para los registros de 24 horas; < 120/80 para los registros diurnos y < 100/65 para los registros nocturnos).

Hipertensión y riesgo cardiovascular. Paradoja trombótica

Una de las críticas más importantes a la estimación del riesgo de ECV es que se basa en proyecciones limitadas en el tiempo (estimaciones del riesgo absoluto a 10 años) que favorecen el tratamiento de la población anciana con respecto a la población joven, debido a que la edad es un determinante significativo de riesgo a corto plazo. Los factores adicionales que contribuyen al riesgo o lo amplifican son la diabetes y la disfunción renal, indicada por una baja tasa estimada de filtración glomerular, y la microalbuminuria o la proteinuria. Las anomalías cardíacas por electrocardiograma o ecocardiograma se correlacionan con los resultados.
La hipertensión por definición es un trastorno hemodinámico y como tal expone al árbol arterial al estrés pulsátil aumentado. Sin embargo, paradójicamente, las complicaciones más frecuentes de la hipertensión a largo plazo (IAM y ACV) son trombóticas más que hemorrágicas y constituyen la paradoja trombótica de la hipertensión. Hay 3 componentes que facilitan la formación de trombos: el daño de la pared vascular, la hipercoagulabilidad y el flujo sanguíneo anormal.

Prehipertensión y modificaciones en el estilo de vida
Los pacientes normotensos con factores de riesgo pueden tener un riesgo más alto que aquellos con hipertensión leve, pero sin factores de riesgo. Es más, los beneficios del tratamiento antihipertensivo en estos individuos normotensos pueden ser más altos que en los pacientes con hipertensión no complicada. Independientemente del nivel de hipertensión, se prefiere la disminución de la presión arterial por medios no farmacológicos, como la dieta hiposódica, la pérdida de peso, el ejercicio y la restricción en el consumo de alcohol. Sin embargo, la adhesión a las intervenciones sobre el estilo de vida es reducida y, en estos casos, puede considerarse el tratamiento antihipertensivo en algunos individuos normotensos.


Hipertensión refractaria o complicada
La hipertensión refractaria o resistente se define como una presión arterial que persiste elevada (140/90 mm Hg para la mayoría de los pacientes hipertensos y 130/80 mm Hg para aquellos con diabetes o enfermedad renal) a pesar de la prescripción de 3 clases de antihipertensivos, incluso un diurético. Hay 2 categorías de hipertensión refractaria: la resistencia verdadera y la resistencia aparente. La resistencia verdadera puede deberse a sobrecarga de volumen, uso de fármacos contraindicados o de sustancias exógenas y situaciones asociadas (hábito de fumar, obesidad, síndrome metabólico o diabetes tipo 2, exceso en el consumo de alcohol, hiperventilación inducida por ansiedad o crisis de angustia, dolor). La obesidad se asoció con una prevalencia más alta de hipertensión y la pérdida de peso puede reducir la presión arterial.


Diferencias entre los antihipertensivos

Todos los antihipertensivos disminuyen la presión arterial. Se describieron diferencias entre ellos con respecto a la hemodinámica sistémica y regional, el volumen de líquidos, el sistema nervioso simpático, el sistema renina-angiotensina, los electrolitos y los hallazgos metabólicos, como resistencia a la insulina, perfil lipídico, ácido úrico y acción fibrinolítica y los efectos adversos. Las tiazidas brindan una mayor reducción en el IAM y el ACV que los betabloqueantes. http://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoID=52975

4 comentarios:

  1. muy interasnte....... gracias!!!

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  2. LA TOMA DIARIA DE LA TENSIÓN ARTERIAL DEBE IMPLEMENTARSE EN LOS HOGARES

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  3. LA HIPERTENSIÓN ES UN MAL MUY COMÚN EN NUESTRA SOCIEDAD

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  4. EL EJERCICIO REDUCE EN UN BUEN PORCENTAJE EL RIESGO DE PADECER HIPERTENSIÓN ARTERIAL

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